El Cuarto Escalafón: Aurora Boreal
Capítulo XII: Aurora Boreal - El Cuarto Escalafón
Autor: Juan Pablo Rivera M.; D.R. © 2017
Categoría: Novelas de Acción Cortas
En esta ocasión conocerás el desenlace final de esta magnífica historia de aventuras, acción y suspenso. En el episodio anterior Paulino demostró su gran valor cuando… Si aún no lees el Capítulo XI: Búsqueda y Encuentro te invitamos a disfrutarlo.
Había que salir de inmediato de ese sitio, los disparos seguramente habían puesto en alerta a los hombres que se encontraban vigilando. De aquel almacén, el “vaquero” sustrajo una de las motocicletas “all terrain” con las que aquellos infelices transportaban su “veneno“ por el desierto.
Revisó el combustible y encendió aquel bólido de dos ruedas. El dolor ya no era tan intenso, su cuerpo era una especie de esponja que durante años había absorbido un sin número de ataques; así que las tres heridas eran insignificantes para Paulino. Acelerando al máximo el “vehículo” motocross, cruzó el pasillo y salió por la misma puerta por la que minutos antes entrara.
La salida repentina y a toda velocidad tomó por sorpresa a los pistoleros que trataron de hacer sentir su presencia mediante una lluvia de balas disparadas con poca efectividad.
Paulino condujo la motocicleta sobre las vías para tratar de llegar a su automóvil lo antes posible; la velocidad hizo que el sombrero panamá volara por los aires, pudo notar durante el trayecto que tras la nube de arena y polvo que iba dejando nadie lo perseguía, se le hizo extraño, pero a la vez le reconfortó que lo dejaran en paz.
La célula de 14 pistoleros comandada por Nicasio entró al recinto donde encontraron decapitado a “El Alacrán” y masacrados a los jefes. El ahora “líder” tomó la palabra sin ningún remordimiento:
«—Desde hoy nosotros controlaremos el tráfico de estupefacientes, seremos todos, jefes subalternos y a medida que nuestro equipo vaya en crecimiento nos encargaremos de reclutar gente nueva.
»—No tiene caso que vayamos en persecución de “El Cazador” que a mi juicio, nos hizo un gran favor eliminando a estos patanes, de aquí en adelante, trataremos de no caer en los errores que ellos cometieron.
»—El que no esté de acuerdo con lo que propongo, que lo manifieste y lo diga abiertamente».
Los Sicarios asintieron con la cabeza y empezaron a limpiar aquél recinto, se les podía ver hasta cierto punto contentos, se escuchaban susurros y sonrisas despectivas desfigurando aún más con mofas constantes, los cuerpos inertes de rostros pálidos y de expresiones marcadas por el característico rictus de dolor y asombro que deja una muerte repentina.
Los líderes habían muerto y su reemplazo se presentó más rápido y eficaz que el trabajo que la propia parca realizara en aquella “zona de guerra”.
Mientras tanto, Paulino dejaba al costado de las oxidadas vías la motocicleta y caminando con dificultad lograba llegar al auto, dejando tras de sí un rio de tonalidad escarlata.
Se colocó al volante y giró la llave encendiendo la marcha de su inseparable Dodge Dart Coupé modelo 1975 de color azul metalizado, viró 180 grados dispuesto a salir de inmediato de aquel infierno, el cielo estrellado a lo lejos, empezaba a perder su extraordinario brillo y belleza debilitado por los rayos de luz que podía notar en el retrovisor.
La sangre empezaba a coagularse y con ello, las heridas comenzaban a menguar sin embargo, el “Mercenario” se sentía sumamente agotado y aturdido, sus ojos cansados le jugaban constantes bromas visuales, multiplicando las sombras de los objetos y de los arbustos que sobresalían a los costados del camino.
No quiso internarse en Villa Celeste, su intención era regresar a su lugar de origen, pudo imaginarse en los brazos de Pamela, a la vez que creyó escuchar los ladridos apagados de “Burbuja”.
Dibujó en su mente la sonrisa cálida del que incondicionalmente se convirtiera en su Tutor, vinieron a su cabeza también, las cosas malas y salvajes de las que fue partícipe, lo embargó el sentimiento de culpa y el arrepentimiento hasta que sus reflexiones se vieron interrumpidas por una gélida corriente de aire que empañó los cristales de las ventanas y el parabrisas.
El horizonte se tornó de un color “rosa púrpura” semejando las formas ondulantes y caprichosas de las auroras boreales, el efecto duró tan sólo unos segundos que al conductor le parecieron una eternidad.
Hundió el pedal del acelerador a fondo, provocando el rugido descomunal de la Fuente de poder de aquel antiguo Dart, se veía a destiempo y tenía que darse prisa para dejar atrás aquella pesada y oscura carga emocional.
FIN
Esperamos que esta gran historia de aventuras y suspenso haya sido de tu agrado. Si te gustaría continuar leyendo más novelas cortas, así como otras obras literarias en prosa; entonces no te olvides de visitar nuestro sitio para seguir disfrutando de los nuevos relatos y cuentos que pronto publicaremos.
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