El Monstruo del Eructo
Título: El Monstruo del Eructo
Autor: Juan Sainz; D.R. © 2013-2017
Categoría: Un Cuento Infantil
Esta historia corta es un cuento infantil, que analiza cómo la comida chatarra o basura se ha vuelto un gran problema para los niños principalmente; la cual no es nada saludable y es la causante de varias enfermedades que se agravan en edades posteriores.
“No lo vez, pero ahí está, radica en esa pila de refrescos y galletas, de botana, sal y chile con limón, churros, hotcakes, comida rápida, verduras, fruta y pan. El pequeño monstruo vive al acecho, espera impaciente para salir de su madriguera y engrandecerse”
Laglot Tonería
El impasible Raulito arribó al cumpleaños número noventa de su bisabuela paterna. Caminando cohibido, cabizbajo, encorvado, arrastrando las pesadas plataformas de sus zapatos escolares.
El mozo de la casa, se acercó a él, sonriente para ofrecerle con amabilidad un bocadillo:
—¿Señorito Raúl?, ¿Gusta tomar un paté de hígado?
—No, te lo agradezco Gerardo —balbuceó hasta cierto punto enfadado el picarín.
Sin hacerse más del rogar y después de su clara negativa, sus brillosos mocasines apuntaron rumbo a la cocina e intrépidamente se deslizó hacia la estancia perdiéndose de la vista de “la Gendarmería Adulta”.
Ya en el suculento recinto, desató su apetito sobre las botanas y las bebidas. En pocos minutos desapareció una montaña de galletas saladas con queso de cabra, papas fritas, un “sixpack” de gaseosa y por ultimo cerró con golosinas su “magnánima” actuación voraz dejándose caer exhausto sobre una antiquísima silla mecedora del siglo XIV tallada en fina madera, la cual, se encontraba justo al lado del horno de pan.
En segundos sus ojos se cerraron para quedar en profundo sueño. No pasó mucho tiempo cuando su sistema digestivo empezó a reclamarle los excesos cometidos generándole una gran cantidad de gases que exigían salir por su pequeño esófago.
Raulito despertó asustado, sudoroso, su corazón latía más fuerte de lo normal, sentía como su estómago se ceñía a su ropa interior. El monstruo se hizo presente, manifestándose escandalosamente una y otra vez, no podía contenerse, era tal el ruido que los sirvientes se arremolinaron a su alrededor.
Abriéndose paso “el buen Gerardo”, llegó hasta el menor para cargarlo en sus brazos y llevarlo con el médico de cabecera que dicho sea de paso, se encontraba también en la celebración.
—No pasa nada —dijo el Doctor Gustavo Kepler al analizar al jovencito.
De su maletín de primeros auxilios, extrajo una bolsita cuyo contenido se lo dio al travieso mozalbete.
Un sobre de esas “sales mágicas” bastó para vencer y erradicar por completo al demonio bien llamado: “El Monstruo del Eructo”.
Este es un cuento infantil cuyo contenido también puede ser de incumbencia para los adultos. Ojalá que esta historia corta para niños y grandes, haya sido de tu agrado; si deseas continuar leyendo otros escritos reflexivos, entonces te invitamos a seguir visitando nuestro sitio y recomendarlo con tus amigos.
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