La Cajita Embaucadora
Título: La Cajita Embaucadora
Autor: Juan Sainz; D.R. © 2013-2017
Categoría: Cuentos Para Reflexionar
El contenido de esta historia por desgracia refleja hechos muy apegados a la realidad. Estos cuentos para reflexionar nos hacen despertar la conciencia y nos ayudan a ser más analistas y críticos sobre el sistema tan maleado en el cual desafortunadamente estamos atrapados y que al pasar de los días comienza por asfixiarnos.
Son las cuatro de la mañana en aquel mini emporio habitacional de tercera clase, y Susi no puede dormir, se revuelve entre las molestas sábanas de su cama, intenta contabilizar ovejas en su pensamiento, pero pierde siempre la secuencia, a esas horas, las matemáticas básicas simplemente no se le dan.
El tic-tac del reloj marca el ritmo del tiempo, Susana se mueve de un lado a otro, el blando colchón pareciera estar fabricado con elementos extraídos del subsuelo: cal, arena y cemento. Por más que intenta insertar cómodamente su cuerpo en aquel rectángulo de tela y resortes, no puede lograrlo, deja caer en su rostro la almohada, patea las cobijas y decide por fin, levantarse al baño, esa es la cuarta vez que lo hace.
Al salir del sanitario y conducirse por el pasillo que da a la sala del pequeño departamento, se detiene en el espejo, mira sus marcadas ojeras, se queda atónita observando el demacrado reflejo, corta su concentración y como autómata se dirige a la ventana de aquel segundo piso.
Corre con sumo cuidado la cortina y asoma el ojo derecho por el hueco. Afuera uno de los vecinos: Mario, sigue el reventón con sus amigos y familiares, ha tirado la casa por la ventana, Susi no entiende por qué, un día anterior se celebró a San Francisco de Asís y ninguno de sus allegados tiene ese nombre.
Sus ojos abiertos parece que se nublan y se ve ella misma tomando el teléfono, hablando con las autoridades para denunciar el robo del que ha sido víctima, su calma, su tranquilidad, su sueño, tienen un valor y esa noche como muchas otras, le han sido arrebatados, hurtados, violentados.
La semana pasada las autoridades anunciaron un programa de seguridad llamado retumbantemente: “Cero Tolerancia” y se jactaron de hacerlo frente a Fedatarios Públicos, prensa, radio y televisión estuvieron presentes y atestiguaron como los mandatarios de todos los niveles estamparon su rúbrica, sonrieron para la foto y estrecharon mutuamente sus manos en señal de compromiso y beneplácito.
Sin embargo, no es la primera vez que lo hacen y tampoco es algo nuevo, que los actos borran las palabras que se estampan en papel. Un grito de “ajuaaaa” que retumba en el callejón, desincorpora a la jovencita de sus “inverosímiles pensamientos”.
Desde que el vecino incómodo se incorporó a la “civilidad” política de la localidad, rara vez se le ve trabajar, siempre camina como pavo real, no suelta su radio y al hablar por celular deambula por las aceras del Fraccionamiento, alzando exageradamente la voz, presumiendo reuniones, posfechando Comisiones y discutiendo sobre algún proyecto o iniciativa de Ley.
Por pláticas vecinales, Susana se ha enterado que ocupa un puesto como regidor en la Administración Actual del Municipio, se sabe también que sólo tiene la secundaria terminada y que truncó el bachillerato porque su mente no le dio para más, igual se dice que fue un tío de su esposa quien usando sus “palancas” logró acomodarlo.
Ha escuchado que pretende lanzarse como candidato a diputado local por uno de los partidos políticos más longevos del país. «Lo más probable es que gane y que como siempre, sigan raspándole al erario el dinero, que debiera ser destinado para crear la infraestructura que permita el desarrollo de esta “abollada nación”» —Reflexiona molesta Susi al tiempo que se sienta en la sala y enciende el televisor.
Para variar, a esas horas, está a todo lo que da el bombardeo constante del Órgano Encargado de los Procesos Electorales con sus correspondientes “exagheroismos” de lo que representa para la República, de su marcada importancia para la vida de todos los ciudadanos.
Se dan aires de relevancia desmedida tal vez, para justificar las cantidades exorbitantes de dinero que se le asignan cada año. «Una mentira repetida muchas veces, se convierte en verdad absoluta, al grado tal de que quien la maquina, llega con el tiempo, a engañarse a sí mismo» —Piensa la muchacha al tiempo de que cambia de canal.
Un recalcitrante y estridente comunicólogo hace su aparición, lógicamente es la repetición del noticiero de la noche anterior. Susana no puede evitar sonreír al verlo, el semblante del informante está tan maquillado que se muestra acartonado, no emite ninguna gesticulación, tal vez con la intención de hacerse pasar por una persona seria y, porque seguramente si lo hiciera, se “le quebraría el rostro”.
En la parte inferior de la pantalla una llamativa cinta o banda de letras que corre de izquierda a derecha, permite enterarse de noticias que suceden en diversas partes del mundo, se habla de violencia, personas asesinadas, actividades de altos mandos religiosos y hasta de resultados de deportes que ni siquiera tienen que ver en la región.
—Qué raro de que den a conocer los problemas que suceden en otros países y se omita hablar de lo que aquí nos toca vivir todos los días, “la zorra nunca se ve la cola” —habla para sí la joven cuando casi por inercia, presiona por tercera ocasión la tecla para sintonizar otra señal televisiva.
Toca el turno a las noticias locales por supuesto en retransmisión, esta vez, un alto funcionario estatal que se siente y se cree un gran “estadista” da a conocer que los niveles de violencia han disminuido, argumenta con cifras una recuperación económica plausible y un aumento de miles de empleos en la región.
Con un estudiado y ensayado discurso hablado, con voz pausada, bien entonada, clara y autoritaria ha dejado con la boca abierta a sus entrevistadores, los ha convencido de que todo lo que dice es cierto y ha reducido a cero cualquier posible crítica.
—«Seguramente está hablando de otra ciudad, otra entidad y otra nación» —se muestra enfadada la señorita— y evoca como su hermano Regino, egresado con honores de la carrera de Ingeniería Electromecánica tuvo que irse de “mojado” al vecino país del norte porque en su tierra nunca encontró trabajo.
También recuerda el trago amargo que pasó cuando los jefes de la Secretaria de Energía se rieron de él porque les solicitó un apoyo con la intención de llevar a cabo un proyecto que permitiera reducir los costos, mejorar y automatizar la generación de electricidad no contaminante.
—«¡Estúpidos! —refunfuña mentalmente la joven y se reconforta concluyendo— pero gracias a eso logró acomodarse en una empresa alemana y hace 5 años el gobierno del gigante europeo lo condecoró con el “Premio Carlomagno” y a la vez, le otorgaron la ciudadanía por sus excelentes resultados y aciertos en la generación de Energía Limpia».
Son casi las seis de la mañana, afuera, el barullo ha llegado a su fin, como en automático, Susi, sintoniza el último de los canales y como decía en tono de broma su padre: “pa’ amolarla de acabar”, vuelve a la carga el Máximo Órgano Electoral con canciones y regaños, comerciales “ñoños” y repetitivos insistiendo que debemos ponernos al día con ellos, que seamos participativos y que “exijamos” nuestros derechos ciudadanos.
—«¡Y bien!, la programación pseudo entretenida, ha llegado a su fin, más que dar sueño, da risa y alimenta el desconsuelo» —Piensa la chica mientras bosteza y decide poner en “off” a “La Cajita Embaucadora”.
Si te gustan los cuentos para reflexionar, como es el caso de esta historia con mensajes de conciencia, entonces sigue visitando este sitio en donde podrás leer más relatos cortos que realzan los valores humanos.
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