La Enseñadora Gráfica
Título: La Enseñadora Gráfica
Autor: José Manuel Busso; D.R. © 2013-2017
Categoría: Cuento con Moraleja para Adultos
La historia que a continuación presentamos es un cuento con moraleja para adultos que tiene un toque de humor. Los hechos son totalmente ficticios; pero pudiera reflejar algunas escenas muy cercanas a la realidad. Esta narración se ha decidido publicar con propósitos meramente educativos, sin afán de juzgar a un determinado comportamiento humano. Esperamos que lo disfruten y podamos aportar algún tipo de mensaje o enseñanza positiva.
La señora Eduviges no pudo conciliar el sueño esa noche anterior. Aunque lo intentó sólo logró dormitar por algunos instantes; la causa de su descontrol era producto de la emoción y la gran alegría que sentía tan sólo al imaginar, el volver a mirar de nuevo a su querida hija Cristal, después de tanto tiempo de estar ausente, de haberse ido tan lejos y ser un ejemplo de superación para su familia.
En ese momento cantaron los gallos, aún era de madrugada cuando le dijo a su esposo Epifanio:
—Viejo, no puedo dormir, creo que ya es hora de pararnos para preparar todo y darle un buen recibimiento a nuestra hija.
—Cómo pasan los años —expresó el señor, rememorando algunos hechos—. Aún recuerdo, cuando por necesidad de estudio, la niña me pidió que la llevara a vivir con tu hermana a San Pancho para que acabara la secundaria. Reconozco que me negué, me opuse varias veces; pero al final me convenció y la dejé al cuidado de mi comadre Celia.
Luego de un corto bostezo, aquel hombre continuó diciendo:
—Quién iba a pensar que nuestra muchacha saliera tan lista y agradecida, después de 15 años regresará triunfadora, yo no entiendo bien de qué se recibió; pero lo que sí sé, es que le va muy bien —recalcó con orgullo—. Ya vez que, nos mejoró nuestra casita, me compró mi tractor y nos manda dinero cada mes para pagar la tienda.
—Tienes razón viejo, esa niña salió muy inteligente, estoy tan orgullosa de ella —asintió la madre—, aunque según sé; ya no vive en San Pancho, se fue a una ciudad grande a estudiar Prepa y luego la Universidad.
Quedándose unos segundos pensativa, después prosiguió:
Así lo menciona en sus últimas cartas, dice que es Diseñadora Gráfica; uno ni sabe que es eso, tengo entendido que trabaja con las computadoras ¡Nosotros qué vamos a saber de esas cosas! ¿Verdad Epifanio? —inquirió la señora al mismo tiempo que le sonreía a su marido.
—Pos no sabemos Eduviges; pero lo bueno que le va a bien a tu hija, que no se olvida de nosotros y apoya a sus hermanos. Lo único que no me “entona” es que según parece, pronto se va a casar; a ver si trae al fulano para conocerlo —manifestó con desagrado el campirano.
Luego le dijo a su esposa:
—Vamos a levantarnos para darle una digna bienvenida a nuestra “güerita”; hay que invitar a todo el “rancho” para que sepan que tengo una muchacha muy “rifada y atoradora”.
Ese día, en San Filomeno El Alto; la familia de Cristal tenía todo listo para recibirla. La abundante comida, el olor a carnitas y aquel alegre jolgorio; eran la señal de que algo especial se celebraba en ese hogar. Sólo faltaba que llegara esa persona, quien sin discusión; merecía todas las atenciones preparadas en su honor.
Fabián, un “ex mojado” y fuereño; estaba recién llegado al pueblo. El sobrino de Don Epifanio lo había invitado a conocer su tierra; luego de que ambos corrieran con la misma suerte al caer en las garras de la Migra. Allí, en esa “pocilga”, atrapados entre rejas y paredes rayoneadas; nació su amistad y juntos esperaron con impaciencia ser deportados al país que los vio nacer.
Él era uno de los asistentes que tenía la gran curiosidad de conocer a la mujer a quien se le dedicaba aquella fiesta. Aprovecharía la ocasión para degustar la sabrosa comida que había preparado Doña Eduviges y bromeando le dijo a su amigo:
—¿Qué tal está tu prima “carnal”?, para que me la presentes —preguntó Fabián muy sonriente—. ¡Tal vez de aquí soy y ya no me vaya nunca de tu rancho!.
—Si has de querer “güevón” —respondió el interpelado, con cierta sorna—, la verdad hace mucho que no veo a mi primita, así es que no sé qué tal esté; aunque no me “cuadras” para pariente. Tu eres bien “briago” y pervertido, la hija de mi tío dicen que es una mujer hermosa y de buenas costumbres; pero pues si ella quiere contigo, la habrás “armado gacha”.
El medio día había quedado atrás, la impaciencia de la señora Eduviges era notoria, le resultaba difícil ocultar el desespero que ya la mortificaba. La presencia de los invitados, la música y el ambiente de pachanga no aminoraban en nada su desasosiego.
La espera se alargó por un par de horas más, luego; el ladrar de los perros anunciaron la llegada de Cristal. La gente se dio cuenta que una camioneta blanca de modelo reciente, se acercaba al concurrido domicilio.
Del vehículo descendió una hermosa joven, de mediana altura, era imposible no fijarse en ella; pues sus finas y lindas facciones eran muy agradables ante algunas miradas morbosas de los caballeros presentes.
Una bella sonrisa, arrancó suspiros en los hombres; era la mujer soñada por muchos de ellos. Su caminar coqueto y estilo sensual al contonearse, hizo aparecer varios comentarios atrevidos en forma de cuchicheos en gran parte del público masculino, dejando un olor a deseo durante el trayecto hacia sus padres.
—¡Papis, me moría de ganas de volver a verlos!, tanto tiempo sin estar junto a ustedes y mis hermanos —dijo la emocionada muchacha.
—¡Mija que linda estás! ¿Verdad Epifanio? —expresó con notable felicidad la señora Eduviges.
—¡Si vieja, está muy hermosa nuestra chavala! Ya es toda una mujer; pero venga a darle un abrazo a sus padres y hermanitos —suplicó cariñosamente Don Epifanio sin ocultar su alegría.
La recién llegada; estrechó con gran cariño a toda su familia, escapándosele algunas lágrimas de sus bellos ojos, causadas por la emoción y el momento tan especial que se estaba viviendo en esos instantes.
El Anfitrión se encaminó hacia el patio de la casa, con la intención de dirigir algunas palabras a todos los asistentes que se habían dado cita, para celebrar la visita de su hija al pueblo luego de tantos años.
El mensaje fue el siguiente:
—«Amigos de “San Filo”, a mí no me salen las palabras cómo a los letrados, lo único que voy a decirles es: Que por motivo de que Mija ha venido a visitarnos, quiero que se la pasen muy bien aquí en su pobre casa. Coman, beban, háganle sentir a nuestra muchacha, lo mucho que la queremos y hemos extrañado. Nuestra familia está muy orgullosa por su talento y las ganas de salir adelante. Ahora ella, es toda una mujer, hecha y derecha; mi señora, mis demás hijos y yo, nos sentimos muy contentos de tenerla aquí… ¡Aplaudan pues, y sean bienvenidos todos, en especial mi chamaca… He dicho!»
Fabián, con una risita que denotaba cierto sarcasmo; se acercó a su amigo diciéndole:
—Qué buen discurso se aventó tu tío —Y le palmeó la espalda—. Yo quiero que me presentes a tu prima. ¡Está muy hermosa!, ¡Así como me la recetó el Doctor! ¡Anda!... preséntamela o te vas a “hacer un lado” —Manifestó el fuereño con visible interés.
—¿Hablas en serio?... porque si es así; entonces te llevaré con ella para presentártela y luego me haré el “perderizo”, con tal de ver qué tan “picudo” eres con las mujeres —expresó el primo de la guapa muchacha.
—¡Me gusta la idea; pero como que ya te estás tardando! No quiero que alguien se me vaya a adelantar. Por cierto ¡Ahí Va!... ¡Apiádate de tu gran camarada!... —insistió Fabián.
—¡Prima!, ¡Prima!, venga pa’ acá a saludarme —rogó el amigo del foráneo haciéndole señas con la mano.
La joven mujer sin vacilar, acudió al llamado:
—¿Cómo está prima? hace mucho que no nos veíamos; yo creo desde chiquillos. Cómo está cambiada usted, parece que ya no quiere hablar —reclamó el muchacho.
—No es eso primo, apenas acabo de llegar; estaba con mi familia. He estado tanto tiempo lejos de ellos; que los quiero disfrutar —repuso Cris.
—Comprendo, mire le voy a presentar a mi amigo Fabián, mientras charlan yo voy por unos “refresquitos”, ahí la dejo en buena compañía – Dijo el joven, señalando al forastero.
Ni tardo, ni perezoso el “gavilán” comenzó a acechar a la linda “palomita”.
—Ahora que conoces mi nombre me gustaría saber el tuyo, te soy sincero, me da la impresión que te conozco, creo que te he visto en algún lugar. ¿Acaso eres actriz y sales en la Tv? o más bien ¿A qué te dedicas? —preguntó el “galán”.
—Mi nombre es Cristal, y hace tiempo que soy Diseñadora Gráfica, espero que sepas que es eso; pero pareces policía que hasta me pones nerviosa —replicó la chica dejando ver su sonrisa un tanto coqueta.
—Disculpa, fíjate que yo conocí una mujer que se hacía llamar Kristy; pero con K —acentúo deletreando el nombre—. Ahora que recuerdo se parece mucho a ti, ¿A qué dices que te dedicas? —expresó el “inquisidor”.
—Soy Diseñadora Gráfica…
—Ahh Enseñadora Gráfica… ¡Si! ya recuerdo.
—!Te digo que no! —rezongó con enfado la muchacha—, mi carrera es Licenciada en Diseño Gráfico.
—Ya cálmate, ya entendí; eres “Enseñadora Gráfica”. Si me permites, te voy a contar algo: Siempre he sido algo pervertido y cada vez que hay oportunidad vago por “páginas para gente grande” en internet. Me fascina ver a las chicas bellas mostrando “sus encantos” por la cámara. Recuerdo que ahí conocí a un “bombón” con el nombre de Kristy con K, y mira que coincidencia; se parece mucho a ti. Pero para qué te cuento eso, si tú te dedicas a otras cosas, con “tu talento y esfuerzo” has llegado muy lejos; sólo así, has podido quitar de la pobreza a tu familia. —expuso el lascivo individuo.
—Mira Fabián —dijo Cristal dirigiéndose al vival—, ya sé por dónde vas, mis padres se sienten orgullosos de mí y deben de seguir pensando lo mismo. Voy a pedirte que no les platiques esas historias tan raras ni a mi primo, menos a ellos.
Luego, se acercó de forma provocativa al lujurioso hombre y le susurró al oído:
—Voy a estar aquí por cinco días y cómo sé que lo deseas; yo te voy a enseñar: cómo le hice para sacar adelante a mis padres y ser una mujer exitosa. ¡Claro!, tú bien sabes que con “mi talento y esfuerzo” he podido lograr todo lo que me he propuesto —aclaró la sensual chica.
Y remató con algo muy tentador:
—¿Verdad que sí quieres qué te diga cómo le hice? Mira que mis enseñanzas pueden alargarse por más tiempo; si me sigues a la ciudad en donde he triunfado —aseveró la provocativa Diseñadora.
—Me parece súper bien la oferta, sería un tonto si la despreciara, no tengo porqué contarle historias tan perversas a tu primo y menos a sus tíos. Es mejor que ellos sigan creyendo lo que tú deseas; pero por favor que tu lección empiece lo antes posible, ¡Me muero por conocer todo lo que me vas a enseñar! —finalizó diciendo el libidinoso Fabián.
Esta historia para reflexionar es un cuento con moraleja para adultos que podría tener ciertas semejanzas con algunos hechos que se suscitan en la vida real. Si te gustaría continuar leyendo otros escritos que retratan problemáticas sociales; entonces no te olvides de seguir visitando a nuestro sitio web.
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