Nunca Más con una Estudiante

Cuento de Amor Corto - Nunca Más con una Estudiante

Título: Nunca Más con una Estudiante

Autor: José Manuel Busso; D.R. © 2013-2017

Categoría: Cuentos de Amor Cortos Para Leer

A continuación presentamos un cuento de amor corto que nos hace ver que en ocasiones el amar duele; pero también nos regala bellos recuerdos y enseñanzas. Esta historia de desamor nos confirmará la existencia de lindas emociones que sólo pueden ser despertadas por un sentimiento tan sublime como lo que es el Amor.

Atrás quedó aquella casa, Marco caminaba por ese callejón oscuro como deseando olvidar todo, su corazón aunque triste; había descansado al confesarle su amor a Rosy.

Su mente perdida en pensamientos llenos de melancolía vagaba tratando de asimilar el resultado de su “atrevimiento” al ser sincero y expresarle sus sentimientos a la muchacha de linda mirada que por más de dos meses le estuvo robando el sueño.

Se detuvo un instante para mirar hacia atrás, a lo lejos le pareció que las lucecitas de la casa de quien pudo ser su amor; tenían un brillar más triste, la nostalgia le arrancó un suspiro y siguió caminando hacia su domicilio.

Nunca Más con una Estudiante es un cuento de amor corto escrito por José Manuel Busso. En esta historia de desamor se nos invita a no tener miedo a enamorarse pues aunque seamos mal correspondidos no todo está perdido. Ha tenido pequeños ajustes para ofrecerla en versión online.

 

Marco cerró la puerta de donde vivía y al entrar a su habitación se tiró a la cama desganado, tantas ilusiones acumuladas en su corazón, en varias ocasiones sus fantasías de caminar de la mano con aquella linda mujer y sentirla suya lo transportaron a lugares y momentos maravillosos.

De eso, lo único que quedaba era un “nada”; tomó el papel donde estaban escritas tantas cosas bellas dedicadas a ella, para releerlas una y otra vez. De qué sirvieron “esas líneas cursis” si se negó a recibirlas; todo lo que en un tiempo pensó vivir junto a Rosy en pocos minutos terminaba escapándose por el “caño”.

Lo había herido demasiado al decirle y restregarle en la cara que tenía “una relación” con “Rafa”.

—¿Pero por qué con ese tipo, pues qué no hay mejores? —murmuró con disgusto.

Luego de lamentar su escasa suerte en el amor pasaron algunos minutos para que se quedara profundamente dormido.

Rosy una muchacha hermosa, de porte alto, cabello lacio castaño, ojos color miel, blanca, de bello cuerpo y labios que invitaban a probarlos; era la causa de un nuevo día muy diferente para Marco.

«Todo va a cambiar, sé que cuando venga ella, se me querrá salir el corazón; pero tengo que olvidarla, volverá a ser una cliente como cualquier otra de mi “café internet”. Debo ser fuerte, mi corazón no va soportar “una burla más” al pedirme que sólo seamos amigos. Además si prefirió a Rafa siendo uno de los “pesados” de la región significa que no vale la pena pensar ni aferrarme a su amor».

Todos esos pensamientos revoloteaban en la cabeza del decepcionado muchacho, sintiendo un gran vacío en su estómago acompañado de tantos sentimientos encontrados.

Quien sufría por el desamor de la joven tenía más de un año con ese negocio, llegó a esa pequeña ciudad en busca de un mejor futuro, ingeniero de profesión e ideas emprendedoras; se había aventurado a probar suerte ofreciendo servicios de internet, soporte y renta de computadoras.

Así fue como conoció a Rosy; una futura maestra de preescolar, la que al entrar por primera vez en aquel local había despertado un sentimiento especial en él, comenzando todo con una bonita amistad, después el dueño de ese “cyber” terminó enamorándose de la estudiante normalista.

Ahí estaba de nuevo la muchacha que torturaba su alma, como si nada pasara, tan quitada de la pena. La atención del propietario del establecimiento fue cómo él se lo había propuesto, tan distante, reseca, fría e indiferente; cómo si fuera la primera vez que aquella “imagen” aparecía en su vida.

Era lo mejor, para poder sacar de su corazón a esa mujer que después de lo sucedido, estaba tan lejana de alcanzar. Tenía que ser así, aunque por dentro el corazón quisiera revelarse; se impuso la dignidad y su amor propio para evitar hacerse más daño, fincando ilusiones falsas sin sentido, sin ningún rumbo claro.

Los meses pasaron, al parecer aquella chica percibió la frialdad y la indiferencia de quién le había confesado su amor, “el tiempo todo lo cura”, eso se dice; aunque no se sabe cuál es el “parámetro de medida” a tomarse en cuenta en esa expresión.

Marco se dijo así mismo: «¡Nunca más con una estudiante!...», él creía haberse equivocado durante su elección en la búsqueda del amor. Pasaron 6 Años y el negocio de las “compus” dejó de ser rentable, terminó cerrándose aquel local y del dueño, en esa pequeña ciudad ya no se supo nada.

Luego de un par de años, el Ingeniero por azares del destino había decidido incursionar como catedrático en la Universidad de Pedagogía “El Saber”, sonriente, positivo; pero con cierto nerviosismo, se presentó a su primer día de clases.

El ambiente, los alumnos le parecían familiares, al mirar a los jóvenes estudiantes de la educación, le llegaron algunos recuerdos; mismos que le hicieron “brotar” suspiros de tristeza y cierta nostalgia.

—No me vuelve a pasar —se dijo; reafirmando su compromiso de no cometer el mismo error del pasado.

Había tenido otras relaciones de afecto sin trascendencia, pues a su vida aún no llegaba alguien que despertara un amor sincero y duradero; por lo que a sus 33 años, la soledad era su más fiel compañera.

Una nueva oportunidad de trabajo en la enseñanza estaba ante él, no era su fuerte, ya que su formación profesional de ingeniería estaba más relacionada con el medio ambiente; pero la asumiría como un reto. Desde ese instante las Ciencias Sociales y la Conducta Humana serían su campo de acción.

Él se decía para darse ánimo y cada vez que podía expresaba para sus adentros:

—¡Hay profesionistas que la vida los ha llevado a ser taqueros, taxistas, comerciantes, etc. No veo por qué… ¡Yo no pueda ser un docente!—. Con esos pensamientos ingresó al salón de clases donde comenzaría su nueva aventura.

Después de unos días su desenvolvimiento profesional se hizo patente gracias a su tesón y compromiso de enseñar a los muchachos. Estaba logrando lo que se había propuesto, ser un docente capaz de transmitir conocimientos a sus pupilos, los que con el paso del tiempo le entregarían su confianza y amistad, mismas que se fueron dando de manera sana y agradable.

En aquella Universidad, después de un tiempo; Brenda una futura maestra del octavo semestre hizo que Marco volviera a creer en el amor y rompiera su promesa de “Nunca más con una estudiante”, pues ambos terminaron por enamorarse; casándose sin poner mucho cuidado al “qué dirán”. El Ingeniero dejó la docencia y se dedicó a brindar asesoría en el tema ambiental sacando partido de su formación profesional.

Desde hace tiempo, tiene en casa a su “maestra particular” que le ha enseñado que volverse a enamorar es posible, porque el amor llega cuando menos lo esperas. Por eso, no se debe cerrar por completo la puerta, esa que permitirá la entrada a ese bello sentimiento que está destinado para nosotros. Sí, esa hermosa sensación que nos embriaga de ilusiones y un sinfín de emociones que nos hacen sentir vivos.

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